Por ser madre de un niño adoptado guatemalteco, Ellen entiende la pobreza que muchos niños se enfrentan en Guatemala. Hace ocho años, después de conocer a Margaret Blood, la fundadora de Mil Milagros, ella se animaba por apoyar a las familias en Guatemala rural y quería contribuir. Cuando ella realizó el viaje a Guatemala con su familia, se dio cuenta del trabajo que hace Mil Milagros en las comunidades.
Al principio, no nos involucramos mucho con Mil Milagros, pero habíamos escuchado que Mil Milagros realizaba buenas cosas en Guatemala. Por mis amigos, yo le conocí a Margaret por un evento de recaudar fondos. Nos quedamos impresionados por su pasión y dedicación para apoyar a los niños guatemaltecos. No se le puede conocer sin querer participar. Ella tiene un plan eficiente que ya está en el proceso de cambiar las vidas.
Margaret era bien amable y emocionada para demostrarnos el éxito de sus labores. Los niños en las escuelas de Mil Milagros se sonreían y hablaban mucho y estaban animados y agradecidos por los cambios realizados por Margaret y Mil Milagros. Los profesores y los padres eran orgullosos de presentar sus escuelas y sus estudiantes listos y prósperos. Para ver la ayuda que les brindamos y su eficaz en las comunidades era tan increíble y una llamada a la acción. Los niños escolares eran tan agradecidos por el agua potable, la nutrición y la educación brindado por Mil Milagros. ¡Son cosas que cada niño debe tener! Por ver su gratitud era algo que jamás nos olvidamos.
Una parte de mi corazón se queda allí y por eso me siento obligada cambiar la infraestructura social para brindar a los niños nacidos por allá un futuro lleno de promesas. Mil Milagros nos brinda tanta esperanza por lo que puede ser Guatemala.